domingo, 12 de noviembre de 2017

Despedida programada

Tú qué te mueves entre la locura y el inconformismo. Tú qué no buscas que nadie te entienda tan solo que compartan esa manera tan tuya de ver la vida. Que te cansan, te agotan y apagan cuando hablan de nación. Tú qué bailas, besas y gritas a la una de la madrugada.
Tú que ya no tienes más ganas de otras bocas, ni de echar de menos, ni de futuros que puedan ser pasado. Tú que sólo crees en la felicidad en vertical y echas raíces entre roca y roca.
Tú que quisiste prenderle fuego al mundo a base de lluvia y tempestades olvidando que se trata de términos opuestos.
Y yo, que creo que nos adelantamos. Qué no sabías de mi más que mi nombre y esas ganas tan mías de romper con todo. Qué no supe gestionar ni gestionarte. Qué corrimos como si no hubiera final partiendonos la espalda en cada abrazo. Yo que necesitaba gritarme por dentro que no estaba sola, que no era culpa mía, que la pasión seguía siendo protagonista.
Y nosotros, hablando de revolución a quemarropa. Proclamandonos jefes de este caos con idioma propio.
Tuve miedo ante tu osadía. Entiendo que no aguantases más, que todo saliese, que te hice daño. Qué la vida es difícil y más para ti, y aunque pienses que no, lo supe desde el principio. Pero nada de eso te daba derecho a olvidar el respeto. No tenías derecho a infundir miedo ni a gritarme en silencio.
Y aún así mi pendiente seguirá bajo tu almohada y los renglones de Sadness sobre mi mesilla, por mucho que lo haya intentado no puedo odiarte. No tengo espacio en mí para hablar de rencor.
Pero lo siento, no quiero volver a verte.

domingo, 15 de octubre de 2017

Despedidas



Es curioso cómo las estaciones y aeropuertos están llenos de palabras. 


Es muy fácil encontrar el amor. Si te fijas, está en todas partes; es algo así como la omnipotencia de vivir. Por un tiempo decidí dejar de verlo, cerrar los ojos y hablar de Melancolía. No me funcionó. Llevo siendo yo mucho menos de lo que me gustaría y aún hoy, estudio cada uno de sus matices. ¿Por qué el 90% de las canciones hablan de amor? ¿Por qué hay un millón más de resultados que de cualquier otra palabra? ¿Por qué hablamos de cicatrices, dolor y odio cuando nos referimos a su contrario? ¿Por qué “Yo” ha sido buscada en internet un millón de veces más que “Tú”? ¿Qué pasará con “nosotros”?


Estamos muertos de miedo. Nadie tiene ganas de enamorarse, nadie pone la mano en el fuego por nadie, nadie asume el riesgo. Hay que ser muy valiente hoy en día para hablar de compromiso. Para aceptar, canalizar y evadir cada uno de los calificativos que te van a ser impuestos por dar el paso. Nada es demasiado importante, bonito o efímero como para que valga la pena romperse. Ni revolucionario, ni maduro, ni tolerante. Nada ni nadie.


Lo acepto, lo respeto y no lo comparto. No deberíamos sentirnos cohibidos por amar. No deberíamos sentirnos extraños en un mundo que no se para a ver más allá de su centro de gravedad. ¿Desde cuándo el número 2 se convirtió en el símbolo de la Dependencia?

domingo, 1 de enero de 2017

Juventud


Somos increíblemente jóvenes. Me lo dicen las canciones de Spotify que aún a 1 de enero siguen sonando a piña colada. Me lo dicen las calles cuando se llenan de besos de fin de año y miradas con sabor a tu boca lleva mi nombre.

Me lo dice tu cuerpo cuando te mueves. Cuando no sabes qué hacer con ese mechón que siempre queda fuera del coletero; que rebelándose contra el mundo decide emprender su propia lucha. Me lo dices cuando hablas y se te llenan los ojos de libertad y crítica. Cuando a mitad del camino levantas la vista y ves arte en una farola. Cuando caminas por las vanguardistas calles de Lisboa y cada uno de sus azulejos te parece una nueva entrada al paraíso. Cuando te enamoras de cada paso adoquinado del Palacio de Sintra y sin querer, haces que algo nuevo se contonee frente a tu puerta.

Me lo dice también tu manera de mirar. Esa forma tan tuya de hacer ver que la vida va mucho más allá. Esa manera que tienes de buscar lo diferente, lo raro; esa manera de abrirte al mundo.

Me lo dicen las fotos. Esas que sacas de cualquier ángulo donde el universo quiere decirte algo. Esas otras que buscas en mercadillos callejeros de cada lugar al que viajas porque quieres tener contigo un pedazo de esa ciudad; de ese alguien que un día vio belleza en el mismo sitio que tú.

Me lo dice la sonrisa que siempre llevas puesta. Esa misma que aclama a los cuatro vientos "No love, no glory". Esa que cuando lloras le da una tregua al mundo para que la tome en serio cuando vuelva. Porque volverá, siempre lo hace.