domingo, 15 de octubre de 2017

Despedidas



Es curioso cómo las estaciones y aeropuertos están llenos de palabras. 


Es muy fácil encontrar el amor. Si te fijas, está en todas partes; es algo así como la omnipotencia de vivir. Por un tiempo decidí dejar de verlo, cerrar los ojos y hablar de Melancolía. No me funcionó. Llevo siendo yo mucho menos de lo que me gustaría y aún hoy, estudio cada uno de sus matices. ¿Por qué el 90% de las canciones hablan de amor? ¿Por qué hay un millón más de resultados que de cualquier otra palabra? ¿Por qué hablamos de cicatrices, dolor y odio cuando nos referimos a su contrario? ¿Por qué “Yo” ha sido buscada en internet un millón de veces más que “Tú”? ¿Qué pasará con “nosotros”?


Estamos muertos de miedo. Nadie tiene ganas de enamorarse, nadie pone la mano en el fuego por nadie, nadie asume el riesgo. Hay que ser muy valiente hoy en día para hablar de compromiso. Para aceptar, canalizar y evadir cada uno de los calificativos que te van a ser impuestos por dar el paso. Nada es demasiado importante, bonito o efímero como para que valga la pena romperse. Ni revolucionario, ni maduro, ni tolerante. Nada ni nadie.


Lo acepto, lo respeto y no lo comparto. No deberíamos sentirnos cohibidos por amar. No deberíamos sentirnos extraños en un mundo que no se para a ver más allá de su centro de gravedad. ¿Desde cuándo el número 2 se convirtió en el símbolo de la Dependencia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario